Relojes para la memoria

RELOJ DE LA DIPUTACIÓN

Aspecto del entorno del palacio de la Diputación en 1927. Con sus cuatro esferas mostrando la hora, forma parte durante décadas de la vida popular y urbana, cuando los peatones son dueños de las aceras y la calzada, y asoman los coches de caballos.

Este reloj (a la izquierda de la imagen) colocado en El Arenal hacía en Bilbao las veces del de la Puerta del Sol en Madrid. Allí acudían los bilbaínos en Nochevieja para dar la bienvenida al nuevo año. Y junto a él –tal como cuenta en uno de sus escritos– Indalecio Prieto transmite como corresponsal el recibimiento de la Villa al siglo XX. «¿Por qué no se ha conservado», se preguntaba Luis del Olmo.

Aquel reloj era como el latido de la Villa. Se traslada de El Arenal a la Gran Vía y, pasado el tiempo, allá por los años 40, acaba retirado en un rincón del parque, de donde desaparece para siempre. (Fuente: El Correo)

Fragmento de la izquierda de la fotografía anterior

RELOJ DE CORREOS

El reloj de la foto ha sido sustituido por otro en una posición similar pero integrado en la fachada

LOS RELOJES DE LA JOYERÍA SANTOS

Tengo que agradecer a D Santos Alonso la amabilidad que ha tenido al explicarme toda la historia de este carillón y de permitirme fotografiar sus recuerdos al respecto. Muchas gracias Santos)

Carillón de Santos Alonso

En la avenida de San Mames de Bilbao se encuentra una de las obras relojeras más espectaculares de nuestro país: el carillón de la relojería Santos Alonso, una obra de cuatro metros de longitud y adornado con nueve figuras, fue el primero de su categoría en ser realizado en España.

Una obra que ocupó a su creador durante cinco años y de la cual manifiesta orgulloso que es “la obra de su vida”. nueve piezas marcan horas y cuartos por medio de un mecanismo diseñado y desarrollado íntegramente por el propio Santos Alonso.

Desde 1992 la ciudad de Bil­bao cuenta con una obra de Re­lojería monumental de una excepcionalidad sólo compara­ble a la personalidad de su creador, el relojero bilbaíno Santos Alonso. Este fantástico profesional concibió la idea de adornar la fachada de su relo­jería con un carillón que mar­case las horas y cuartos me­diante un sistema de sonería. Alonso contó a NEXOTIME las razones que le llevaron a realizar tan monumental obra. “Pertenezco a una sociedad de nombre Club Saguzar, que quiere decir ‘murciélago’ en vasco”, cuenta Alonso. “El ob­jetivo de este club es revitalizar la vida cultural de Bilbao. Cuando me incorporé en 1985 me di cuenta de que todos mis compañeros hacían actividades que aportaban algo nuevo a la ciudad y me propuse hacer lo mismo. La idea de fabricar un reloj carillón se me ocurrió un viernes y al día siguiente ya te­nía completamente definido como sería el carillón que de­coraría la fachada de mi relojería.

Aunque el esquema del re­loj de Santos Alonso fue fulgu­rante, su desarrollo y fabrica­ción llevó un proceso más lar­go. Nada menos que cinco años tardó Santos Alonso en construir en fabricar el carillón que fue finalmente inaugura­do en junio de 1992. Tan largo proceso de creación se debe a la necesidad del relojero de partir de cero a la hora de su creación. “Todo el concepto del reloj parte de mí”, explica Alo­nso, “yo he diseñado cada pie­za del carillón y participado de un modo u otro en la construc­ción de sus diferentes compo­nentes”.

Por otra parte, Santos concibió la creación de su carillón como un hobby en los ratos libre que su negocio le dejaba. “Me propuse la fabri­cación del carillón como un proceso largo pero constante”.

Todos los días durante los cin­co años trabajé en él, aunque fuera sólo para realizar un tor­nillo. Sólo así fue posible rea­lizarlo. Una vez terminado y viéndolo funcionar, no puedo sentirme más que orgulloso de él. Sin duda este carillón es la obra de mi vida”. Ahora todos los transeúntes de la Avenida San Mamés pueden disfrutar de un espectáculo único en una de las relojerías de mayor solera de Bilbao. La pasión de Santos Alonso por la Relojería proviene de su abuelo José Alonso Otero, de origen leonés, quien fundó su primer negocio de Relojería en 1896. El padre de Alonso montó el primer almacén de relojería de Bilbao y posteriormente inauguró su propia línea de producción de Relojería monumental y gruesa. Hasta hace bien poco, esta fábrica poseía el récord del reloj más grande instalado en España, con 3,40 metros de diámetro, ubicado en el edificio del Cabildo Insular de Las Palmas de Gran Canaria.

“Una vez se me ocurrió la idea de fabricar un carillón, primero lo imaginé como un reloj acompañado de una sola campana”, relata el relojero. “Después pasé a dos para poder dar los cuartos. Como tenía espacio suficiente, finalmente me decidí por colocar ocho campanas, con lo que cubría una octava entera y me daba la posibilidad de utilizar las tres sonerías habitualmente empleadas en los relojes de carillón: Westminster, Whittington y Saint Michael”. Las ocho campanas del carillón están realizadas en bronce y torneados por el propio Santos Alonso hasta conseguir las notas que componen la escala. Gracias a su complejidad, este carillón puede tocar cualquier melodía con el ajuste preciso.

El carillón de Santos Alonso parte de un sistema electromecánico regido por un reloj patrón con movimiento de cuarzo que controla todo el proceso horario del mecanis­mo. Este patrón envía una se­ñal a los relojes receptores con cambio de polaridad cada mi­nuto. Una reserva de marcha de dos días asegura su funcio­namiento en el caso acciden­tal de un corte de suministro eléctrico. La sincronización de los dos relojes exteriores y el reloj receptor del carillón con este reloj patrón asegura un perfecto ajuste entre todos los componentes del carillón.

Unos motores mueven el sistema de conexión de los me­canismos de sonería. Estos mo­tores tienen la particularidad de ser histerésicos, o sea, pue­den estas sometidos a la ten­sión de la corriente eléctrica y funcionar únicamente cuando lo requiera el mecanismo. El temporizador alarga la señal a los dos o tres segundos nece­sarios para la percusión correc­ta de la campana. Después de cada percusión el mecanismo se vuelve a cargar.

La percusión de las campa­nas del carillón se activa me­diante los brazos de las figuras que componen el retablo, uti­lizando para ello un juego de palancas y básculas que accio­nan directamente sobre el eje del movimiento. A cada cam­pana le corresponde una figu­ra concreta del carillón. Las ocho figuras están realizadas en madera de castaño, policro­madas y recubiertas con un barniz de poliuretano que las protege de las inclemencias del tiempo. Tienen una altura de unos 60 centímetros. Las ocho figuras están distribuidas en parejas enfrentadas. De izquierda a derecha, los persona­jes representados son: la bru­ja, el caballero armado, la rei­na, el aldeano, la aldeana (sardinera), el rey, la dama y el fraile. Todas las figuras elegi­das por Alonso provienen de la historia de Bilbao y su gente. Para recrear su entorno, todas ellas se acompañan de un fon­do realizado en cerámica por el maestro artesano Alicio Ru­bio, de la localidad zaragozana de Muel. La talla de las figu­ras en castaño fue obra del ar­tesano José Pérez, que se en­frentaba por primera vez a una obra de esta magnitud y que aceptó el trabajo como reto y justo cénit a su carrera.

Carpe Diem

Un caso aparte es el personaje central del Arlequín, de mayor tamaño que las ocho figuras y que ocupa la posición central del carillón. Su cometido es la indicación de las horas a través de la campana de mayor tama­ño y sonoridad del conjunto. El fondo decorativo del Arlequín también es diferente al del res­to de figuras. El hueco en el que se aloja el Arlequín (un espa­cio de 100 por 80 centímetros) acoge un grabado en latón re­pujado y pulido, obra del artis­ta Luis Valentín de Abásolo. En ella se representa las figuras de la guadaña y el reloj de sol como atributos del Tiempo. La Luna da forma al paso de los días y las noches, homenaje a los pri­meros sistemas de medición del Tiempo; mientras las uvas representan los frutos de la Tierra. Debajo de la figura del Arlequín se ha colocado la leyenda ‘Carpe Diem’, extraída del verso de Horacio ‘Carpe diem quam mínimum crédula póstero’, de gran tradición en la Relojería monumental.

Desde su creación, el Carillón de Santos Alonso se ha convertido en una atracción turística más de Bilbao, y ya forma parte de la vida cotidiana de la ciudad. Como ejemplo, Alonso cuenta una curiosa anécdota, “El carillón sólo funciona cuando la relojería está abierta y una persiana lo protege durante la noche. Pues bien, hace unos años los vecinos me pidieron que dejara el carillón funcionando en Nochevieja. Son ya muchas las personas que se citan esta noche para celebrar la entrada del nuevo año al son de sus campanadas”. (Reportaje en la revista Nexotime Febrero-Abril 2005)

El mago

el aldeano

El Caballero

El Fraile

El Rey

La Dama

La Reina

La Sardinera

Pero no todo lo que bien comienza acaba con buen final y en este caso con su triste desenlace nos lo cuenta el relojero mayor de la Villa: El popular OLMO quien asistió e hizo los honores el 17 de junio de 1992, día de la inauguración del carillón.

También mi buen amigo Santos Alonso me invitó a inaugurar en su relojería de San Mamés, casi esquina a Iparraguirre, un artístico reloj con nueve figuras móviles que daban las horas con sus campanillas. Creo que es, sin duda ninguna, el reloj más artístico que existe en relojería alguna de Bilbao e incluso de Europa, un auténtico regalo para la villa que Santos hizo desinteresadamente. Santos tenía además otro reloj normal que sobresalía de la pared, reloj que no era publicitario sino de servicio público, pero el Ayuntamiento -que funciona sólo con la caja registradora- intentó cobrarle un impuesto y el relojero, lógicamente molesto por esta acción municipal, retiró de la pared el reloj y cerró el otro reloj artístico que había «regalado» generosamente a su ciudad. Un acto que han sentido muchos bilbaínos que suelen acercarse a la tienda a preguntar por qué no funciona esa pieza tan bonita, que incluso solían utilizar muchos ciudadanos para celebrar el fin de año.

Pero el Ayuntamiento que, como digo, sólo funciona con la caja registradora, obligó a Santos a pagar un impuesto por el otro reloj normal que sobresalía de la pared, algo que no era propaganda sino más bien servicio público. Aquella falta de consideración fue lo que hizo que Santos quitase el reloj normal y cerrase la persiana del artístico. Y como se me acabó el espacio disponible, mañana, ‘Deo volente’, hablaremos del reloj de Erandio.

EL RELOJ DE LA ESTACIÓN DE SAN NICOLÁS

Reloj orlado

La estación de san Nicolás, antes de ser el acceso inmediato a los servicios de la línea 3 de metro, así como a las de cercanías E1 (hacia San Sebastián), E3 (hacia Lezama) y E4 (hacia Bermeo como es hoy en día), era la entrada a la antigua estación de Bilbao-Aduana, inaugurada el 1 de julio de 1904 como nueva cabecera bilbaína del Ferrocarril de Bilbao a Las Arenas y Plencia. La estación tomó su nombre del primer edificio de la Aduana de Bilbao (1841-1845), precursor del ubicado en la Plaza de Pío Baroja, en Uribitarte. Para entonces, la línea ya llevaba funcionando casi dos décadas, desde 1887, con su cabecera original en la extinta estación de Bilbao-San Agustín, situada en el solar donde hoy se erige el nuevo edificio administrativo del Ayuntamiento de Bilbao. Un ramal que partía desde la boca este de la estación de Matico enlazaba la línea existente con la nueva terminal, reservándose desde entonces la antigua cabecera de San Agustín al tráfico de mercancías.

Desde aquella primera estación de Bilbao-Aduana hasta nuestros días, la que es la estación de tren por excelencia en el Casco Viejo de Bilbao ha pasado por dos reencarnaciones, en ambos casos como consecuencia del desarrollo del metro de Bilbao. La primera tuvo lugar en 1995 a raíz de la inauguración del nuevo sistema de transporte de alta frecuencia; la segunda y actual tuvo lugar en 2017, con la puesta en marcha de la tercera línea del mismo ferrocarril metropolitano, cuya nueva infraestructura habría de servir, a su vez, para permitir la entrada de los convoyes de cercanías de Euskotren al corazón de Bilbao, sustituyendo así a la antigua estación terminal de Achuri. Ambas actuaciones han implicado la demolición y reconstrucción de la estación, por lo que la actual Zazpikaleak/Casco Viejo es, en realidad, la tercera estación ferroviaria implementada en el mismo punto en el lapso de un siglo.

Las fotos diferencian claramente las distintas etapas.

RELOJES DE LA ESTACIÓN DE LA NAJA

La columna a la entrada de la estación de la Naja tenía 4 relojes, uno en cada cara de la columna.

La columna persiste en la actualidad pero los relojes brillan por su ausencia aunque han dejado su huella bien visible en ella.

RELOJ DE SMITH & SMITH

Abrió sus puertas, en el año 1.971, en la calle hoy dedicada a Telesforo Aranzadi,Nº 2, denominada Smith & Smith. Regentada por Julio Alegría y Mariapi Alza, junto a sus hijas Carla y Alejandra.Fue referencia de moda y estilo masculino en Bilbao.

Después de 47 años, cerró las puertas en el año 2019, con la felicidad de haber vestido a varias generaciones de muchas familias y con etiqueta, a también muchas personalidades.

Tras su cierre donó a la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Bilbao, el reloj que lucía en su fachada.

RELOJ DE LA PLAZA DEL ENSANCHE

Foto de todocolección

Como se puede apreciar en la postal de la época, la Plaza del Ensanche lució un bonito reloj que recuerda al que estaba junto a la Diputación

RELOJ DEL RESTAURANT VATENTÍN HEREDIA DE SAN FRANCISCO

La foto es en torno a 1910. Situado al inicio de la calle San Francisco. Su dueño, Valentín Heredia era mayorista en la alhóndiga. Su local era muy reconocido en esos años. Lo mantuvieron sus herederos hasta 1978. Lucía este precioso reloj.

RELOJ DE LA ESTACIÓN DE DEUSTO

La foto corresponde a la Colección de Paco Barriuso Apellaniz

La estación dejo de prestar servicio hacia 1995. Luego permaneció en desuso hasta la demolición definitiva en 2018.

RELOJ DE DERBY EN LA CALLE TENDERÍA

En este folleto promocional de la zapatería Derby en Tendería 32, podemos apreciar el estupendo reloj esquinero que lucía.

RELOJ DEL ASILO DE HUÉRFANOS DE LA CASILLA

Foto del año 1967

La Casa Consistorial y las escuelas anejas fueron inauguradas en septiembre de 1887 durante una visita que realizó la reina María Cristina a Bilbao. Para festejar las inauguraciones, el Ayuntamiento de Abando preparó el día 16, dos festejos en su honor, un partido de pelota (especialidad de chistera, es decir, como la cesta-punta, pero sin retención de la pelota) en el frontón vecino, y una exhibición de folklore vasco en la plaza. Como la Reina, por problemas de horario, no podía ver sucesivamente ambos espectáculos, se ideó la preparación de un palco o tribuna en el frontón desde el que podía ver los bailes y el partido. Jugaron Chiquito de Eibar con Mardura contra Elícegui y E. Brau Menor, vencieron estos últimos. El frontón presentaba un aspecto magnífico, la recaudación (se vendieron 2.829 localidades con un beneficio de 9.327,50 Ptas.) se donó a la Casa de la Misericordia, al Hospital Civil y a la Casa de Beneficencia de Abando.

Cuando desapareció totalmente la Anteiglesia de Abando, el día 5 de mayo de 1890, estas construcciones pasaron a ser Casa Asilo de Huérfanos de La Casilla, lugar donde hoy están unos rascacielos de 20 pisos que desplazaron el querido Asilo al Monte Unbe (Texto de Bilbao Izan)

RELOJ DE LAS HERMANITAS DE LOS POBRES

El antiguo edificio de las Hermanitas de los Pobres en Santutxu lucía en su entrada el reloj que se aprecia en las fotografías

RELOJ DE LA ESTACIÓN DE TREN A PORTUGALETE

Foto de Salvador Ramón de Azpiazu Imbert

En esta foto de 1904 se aprecia bien el reloj que lucia la estación de tren a Portugalete, situada en el actual puente del Arenal, en cuyo chapitel lucía un reloj

RELOJ DE LA JOYERÍA DELGADO

Esta foto de 1950, que pertenece a la Fundación Sancho el Sabio, presenta el reloj de la Joyería Delgado en el cruce de la calle Víctor con Correo, en la que se conocía como casa del Jaspe (posteriormente la compró Rafael Matías en 1957)

En esta curiosa fotografía se puede apreciar el reloj en el centro del Portal de Zamudio

En la desaparecida estación de tren de Mallona lucía este reloj como no podía ser menos

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